Valcarlos baila al son de los bolantes
Más de 100 dantzaris participaron ayer, Domingo de Resurrección, en el baile de los bolantes de Valcarlos-Luzaide. Un acto, que año tras año, sigue congregando a centenares de personas de todas las procedencias, y que recupera una tradición que tiene sus orígenes en el carnaval.
El mal tiempo fue triste protagonista ayer en esta localidad pirenaica, y la lluvia obligó a trasladar de nuevo a cubierto las tradicionales danzas del Domingo de Resurrección.
Como cada año, en Domingo de Resurrección, el tradicional baile de los bolantes de Valcarlos-Luzaide hizo disfrutar a centenares de vecinos y visitantes. La lluvia obligó de nuevo, un año más, a los más de 150 participantes de las danzas y a la multitud congregada para verlos bailar, a ocupar el interior del frontón Arretxe, en lugar de la plaza de Santiago, como suele ser habitual. No obstante, aunque el mal tiempo deslució el acto, no impidió, sin embargo, que el lugar quedara abarrotado de público, hasta el punto de no haber un solo hueco vacío. Congregaron a mediodía a más de 600 personas.
Desde las 8:30
Más de 100 dantzaris participaron ayer, Domingo de Resurrección, en el baile de los bolantes de Valcarlos-Luzaide. Un acto, que año tras año, sigue congregando a centenares de personas de todas las procedencias, y que recupera una tradición que tiene sus orígenes en el carnaval.
El mal tiempo fue triste protagonista ayer en esta localidad pirenaica, y la lluvia obligó a trasladar de nuevo a cubierto las tradicionales danzas del Domingo de Resurrección.
Como cada año, en Domingo de Resurrección, el tradicional baile de los bolantes de Valcarlos-Luzaide hizo disfrutar a centenares de vecinos y visitantes. La lluvia obligó de nuevo, un año más, a los más de 150 participantes de las danzas y a la multitud congregada para verlos bailar, a ocupar el interior del frontón Arretxe, en lugar de la plaza de Santiago, como suele ser habitual. No obstante, aunque el mal tiempo deslució el acto, no impidió, sin embargo, que el lugar quedara abarrotado de público, hasta el punto de no haber un solo hueco vacío. Congregaron a mediodía a más de 600 personas.
Desde las 8:30
Los bolantes iniciaron su jornada festiva, como manda la tradición, con un almuerzo sobre las 8.30 horas. Tras el almuerzo, los bolantes se trasladaron para bailar a los barrios de Pekotxeta y Ventas, y a la localidad de Arneguy, animando a la gente a unirse a ellos. Regresaron a Valcarlos a mediodía, bajo una fina lluvia. No se pudo hacer el desfile por la travesía y, como se ha dicho, se bailó en el frontón en vez de en la plaza, al son de la fanfarre. Lamentablemente, apenas media hora después del comienzo el sol "ganaba la batalla" a las nubes.
La expectación en los momentos previos a las actuaciones fue muy grande, puesto que la mayor parte de los vecinos del pueblo pusieron su granito de arena y participaron del festejo. Desde niños de 3 años a adultos de más de 50 bailaron unas danzas que durante muchos años han pasado y seguirán pasando de generación en generación.
Asimismo, poco a poco, la gente, venida de diversos puntos de la Comunidad Foral, fue tomando sitio en las gradas del frontón. Muchas familias con niños buscaron un lugar para ver las danzas y disfrutar. Hasta los txikis que no participaron de los bailes se vistieron con el traje tradicional. Porque es un festejo que, según cuentan algunos de los vecinos, se lleva en la sangre. "Si alguna vez has pertenecido al pueblo nunca olvidarás volver a él en esta fecha", así lo aseguraron muchos de los que ayer estuvieron allí presentes.
Danzas muy participativas. Comitiva de 100 personas.
Todos ellos formaron parte ayer de una comitiva festiva integrada por un centenar de personas de entre 7 y 51 años vinculadas a Valcarlos (418 habitantes), representando a los personajes del antiguo carnaval de la localidad. hubo 44 bolantes (dantzaris masculinos), 44 chicas (dantzaris femeninas), 4 gorris (con casaca y boina roja), 6 makilaris (caminan por el centro con una vara o makila), 2 zapurrak y 2 zaldikoak gigantillas (muñecas portadas por mozos). Los zaldikoak (jóvenes a caballo) no pudieron tomar parte del cortejo por la mañana, y los atxo ta tupinak (ladrones) se sumaron al festival de danzas de la tarde, como es habitual.
Durante los bailes, uno de los bolantes se dedicó a recoger la limosna con un saco de tela rojo entre los numerosos espectadores del festejo. Mientras, los makilaris tiraron al aire su vara al son de la música, y los gorris hicieron sonar los cascabeles con el movimiento del cuerpo. Movimientos que son ensayados cuidadosamente y cuya perfección requiere bastante práctica. La experiencia es un grado y por eso la mayoría de los allí presentes comenzó a aprender a ser un bolante desde muy niños.
Desde las 12.15, y durante más de una hora, se bailaron 15 danzas típicas: Martxa, Bolant-Iantza, Erdizka-Lauetan, Muxikoak, Azkaindarrak, Lapurtar Motxak, Makilari Txikiak, Euskaldunak, Sorginak, Makilari Aundiak, Egi, Ostalerrak, Zazpi Iauziak, Kontradantzak y Martxa. Las chicas apenas participan en 5 de estas piezas, y algunas se mostraron favorables a ir ganando protagonismo. Ayer ya equiparaban en número a los bolantes masculinos.
En la presentación previa, el luzaidarra Juan Antonio Sánchez Chico apuntó que "Valcarlos, entrada a Navarra del Camino de Santiago, se transforma en este día y sale de un largo letargo invernal para convertirse en una localidad bulliciosa, animada y ruidosa". "Los hijos y nietos de esta tierra sienten hoy la llamada de la tradición", agregó.
Y es que el baile de los bolantes de Valcarlos en el Domingo de Resurrección se remonta a 1968, pero bebe de una herencia anterior del antiguo carnaval local, en el que estos dantzaris tenían un destacado papel. Antaño se bailaba el domingo, lunes y martes de Carnaval, pero la falta de jóvenes, que estudiaban fuera, hizo que se trasladara la fiesta al Domingo de Pascua.
Ya por la tarde, hubo un segundo festival de danzas a las 5 en el frontón (no se pudo bailar previamente ante la casa del cura). Se interpretaron 20 piezas, algunas repetidas de la mañana. El frontón se volvió a llenar. "Es el día más bonito para el pueblo y sus vecinos, lleno de colorido y alegría, y en el que impera una tradición que debemos mantener", sentenció Iñaki Arrosagaray López.
"Nos da mucha rabia. Los bailes en la plaza resultan mucho más vistosos. Es su lugar", apuntó Iñaki Goñi Arrikaberri, bolante de 33 años. "Ya es tercer año seguido, uno por nieve y dos por lluvia, que se nos han trastocado los planes", añadió resignado. "En el frontón, la fiesta resulta más triste y menos colorida, además de repetitiva, porque aquí también se baila por la tarde", indicaron por su parte las dantzaris Nerea Urtubia Barberena y Kattalin Setoáin Pabolleta, de 18 y 16 años.
Entre los bolantes más veteranos en activo no se recordaba que la meteorología adversa hubiera afectado a la fiesta tres años seguidos, como ahora. "En los últimos años ha hecho más bueno que malo. Pocas veces se ha tenido que recurrir al frontón", confirmaron Iñaki Arrosagaray López y José Luis Jaurena Ainciburu, de 47 y 45 años. Lamentaron también que no se hubiera podido inaugurar con los bailes la reciente repavimentación de la plaza de Santiago.
"Empecé a participar en el festejo cuando tenía 7 años. De pequeña te lo tomas como un juego pero con el tiempo se acaba convirtiendo en algo muy importante", contó Teresa Etxarri, dantzari de 15 años. "Para la fiesta normalmente empezamos a ensayar con al menos un mes de antelación, pero los más pequeños comienzan antes porque hay que prepararlo bien. Nos hace mucha ilusión hacerlo y eso es lo que cuenta", señaló esta vecina de Valcarlos quien participó, como lo suele hacer cada año, junto a su amiga Sandra Ugalde, de 14 años. Ella también comenzó su andadura en las danzas con siete años y cuenta que "lo que más nos gusta es que es una celebración en la que todo el mundo participa, y en la que todo el mundo se viste con trajes vistosos. Y lo bueno es que todo el que quiera y sea del pueblo puede participar", reconoció Ugalde.
Asimismo, Etxarri recordó que el baile de los bolantes de Valcarlos "es una tradición que comenzó como una celebración del carnaval, y que posteriormente se quedó como una parte importante del floclore de esta zona". "Desde entonces es una costumbre del pueblo que se repite cada año el mismo día", apuntó.
La expectación en los momentos previos a las actuaciones fue muy grande, puesto que la mayor parte de los vecinos del pueblo pusieron su granito de arena y participaron del festejo. Desde niños de 3 años a adultos de más de 50 bailaron unas danzas que durante muchos años han pasado y seguirán pasando de generación en generación.
Asimismo, poco a poco, la gente, venida de diversos puntos de la Comunidad Foral, fue tomando sitio en las gradas del frontón. Muchas familias con niños buscaron un lugar para ver las danzas y disfrutar. Hasta los txikis que no participaron de los bailes se vistieron con el traje tradicional. Porque es un festejo que, según cuentan algunos de los vecinos, se lleva en la sangre. "Si alguna vez has pertenecido al pueblo nunca olvidarás volver a él en esta fecha", así lo aseguraron muchos de los que ayer estuvieron allí presentes.
Danzas muy participativas. Comitiva de 100 personas.
Todos ellos formaron parte ayer de una comitiva festiva integrada por un centenar de personas de entre 7 y 51 años vinculadas a Valcarlos (418 habitantes), representando a los personajes del antiguo carnaval de la localidad. hubo 44 bolantes (dantzaris masculinos), 44 chicas (dantzaris femeninas), 4 gorris (con casaca y boina roja), 6 makilaris (caminan por el centro con una vara o makila), 2 zapurrak y 2 zaldikoak gigantillas (muñecas portadas por mozos). Los zaldikoak (jóvenes a caballo) no pudieron tomar parte del cortejo por la mañana, y los atxo ta tupinak (ladrones) se sumaron al festival de danzas de la tarde, como es habitual.
Durante los bailes, uno de los bolantes se dedicó a recoger la limosna con un saco de tela rojo entre los numerosos espectadores del festejo. Mientras, los makilaris tiraron al aire su vara al son de la música, y los gorris hicieron sonar los cascabeles con el movimiento del cuerpo. Movimientos que son ensayados cuidadosamente y cuya perfección requiere bastante práctica. La experiencia es un grado y por eso la mayoría de los allí presentes comenzó a aprender a ser un bolante desde muy niños.
Desde las 12.15, y durante más de una hora, se bailaron 15 danzas típicas: Martxa, Bolant-Iantza, Erdizka-Lauetan, Muxikoak, Azkaindarrak, Lapurtar Motxak, Makilari Txikiak, Euskaldunak, Sorginak, Makilari Aundiak, Egi, Ostalerrak, Zazpi Iauziak, Kontradantzak y Martxa. Las chicas apenas participan en 5 de estas piezas, y algunas se mostraron favorables a ir ganando protagonismo. Ayer ya equiparaban en número a los bolantes masculinos.
En la presentación previa, el luzaidarra Juan Antonio Sánchez Chico apuntó que "Valcarlos, entrada a Navarra del Camino de Santiago, se transforma en este día y sale de un largo letargo invernal para convertirse en una localidad bulliciosa, animada y ruidosa". "Los hijos y nietos de esta tierra sienten hoy la llamada de la tradición", agregó.
Y es que el baile de los bolantes de Valcarlos en el Domingo de Resurrección se remonta a 1968, pero bebe de una herencia anterior del antiguo carnaval local, en el que estos dantzaris tenían un destacado papel. Antaño se bailaba el domingo, lunes y martes de Carnaval, pero la falta de jóvenes, que estudiaban fuera, hizo que se trasladara la fiesta al Domingo de Pascua.
Ya por la tarde, hubo un segundo festival de danzas a las 5 en el frontón (no se pudo bailar previamente ante la casa del cura). Se interpretaron 20 piezas, algunas repetidas de la mañana. El frontón se volvió a llenar. "Es el día más bonito para el pueblo y sus vecinos, lleno de colorido y alegría, y en el que impera una tradición que debemos mantener", sentenció Iñaki Arrosagaray López.
"Nos da mucha rabia. Los bailes en la plaza resultan mucho más vistosos. Es su lugar", apuntó Iñaki Goñi Arrikaberri, bolante de 33 años. "Ya es tercer año seguido, uno por nieve y dos por lluvia, que se nos han trastocado los planes", añadió resignado. "En el frontón, la fiesta resulta más triste y menos colorida, además de repetitiva, porque aquí también se baila por la tarde", indicaron por su parte las dantzaris Nerea Urtubia Barberena y Kattalin Setoáin Pabolleta, de 18 y 16 años.
Entre los bolantes más veteranos en activo no se recordaba que la meteorología adversa hubiera afectado a la fiesta tres años seguidos, como ahora. "En los últimos años ha hecho más bueno que malo. Pocas veces se ha tenido que recurrir al frontón", confirmaron Iñaki Arrosagaray López y José Luis Jaurena Ainciburu, de 47 y 45 años. Lamentaron también que no se hubiera podido inaugurar con los bailes la reciente repavimentación de la plaza de Santiago.
"Empecé a participar en el festejo cuando tenía 7 años. De pequeña te lo tomas como un juego pero con el tiempo se acaba convirtiendo en algo muy importante", contó Teresa Etxarri, dantzari de 15 años. "Para la fiesta normalmente empezamos a ensayar con al menos un mes de antelación, pero los más pequeños comienzan antes porque hay que prepararlo bien. Nos hace mucha ilusión hacerlo y eso es lo que cuenta", señaló esta vecina de Valcarlos quien participó, como lo suele hacer cada año, junto a su amiga Sandra Ugalde, de 14 años. Ella también comenzó su andadura en las danzas con siete años y cuenta que "lo que más nos gusta es que es una celebración en la que todo el mundo participa, y en la que todo el mundo se viste con trajes vistosos. Y lo bueno es que todo el que quiera y sea del pueblo puede participar", reconoció Ugalde.
Asimismo, Etxarri recordó que el baile de los bolantes de Valcarlos "es una tradición que comenzó como una celebración del carnaval, y que posteriormente se quedó como una parte importante del floclore de esta zona". "Desde entonces es una costumbre del pueblo que se repite cada año el mismo día", apuntó.