Ayer era el día grande de las fiestas de Alsasua, festividad de la Exaltación de la Santa Cruz. Se trata de una jornada llena de tradiciones, en la que los alsasuarras visten sus mejores galas y se encomiendan al Santo Cristo de Otadia. Pero ayer también la villa entonó el Pobre de mí tras cinco intensos días de festejos. Y es que estas fiestas han sido diferentes con el cambio de fechas.
Lo que no cambiará es el día de la Cruz ni tampoco muchos de los rituales que lo acompañan. Cómo manda la tradición, la Corporación acudió ayer a la ermita del Santo Cristo de Otadia en comitiva, precedida por la Banda Municipal de Txistularis y los gaiteros. De igual modo volvió a la plaza después de una misa que dejó pequeña la ermita de Otadia. Era uno de los pocos días que se saca la bandera local, que la costumbre establece la lleva el concejal más joven. Esta legislatura es Iñaki Miguel Martiarena, de 27 años. El alcalde, Unai Hualde, portaba la makila de mando. Ayer acompañó a la comitiva la consejera de Administración Local, Amelia Salanueva.
Los dantzaris no faltaron en un festival de danzas al mediodía. Con 42 alumnos repartidos en Alsasua y Etxarri Aranatz, esta escuela de danzas surgió hace 15 años de la mano de un grupo de padres interesados en que sus hijos aprendiesen danza vasca y clásica. Al respecto, desde la junta animaban a otros padres a que matriculen a sus hijos el próximo curso.
